Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma.
Dios favorece al hombre alegre.
El demonio no puede resistir a la gente alegre.
Para ejercer una influencia benéfica entre los niños, es indispensable participar de sus alegrías.
La dulzura en el hablar, en el obrar y en reprender, lo gana todo y a todos.
¡Cuántas almas se pueden atraer con el buen ejemplo!
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